Nos lo hemos tomado como un proyecto a largo plazo, no lo estamos haciendo para ganar dinero rápido. Lo estamos haciendo porqué es divertido y queremos crear algo sostenible y duradero.
Durante un año, hemos estado trabajando arduamente para restaurar el terreno a su estado original y hemos estado reponiendo los componentes esenciales que se han lixiviado del suelo a lo largo de los años. Este año se han aportado al suelo 75.000 kilos de microorganismos (estiércol). Es un trabajo duro y no es nada barato, un verdadero trabajo de mierda. También hemos dejado de usar pesticidas químicos por completo. Ahora tienen que pasar dos años más antes de que nuestro viñedo sea completamente ecológico y podamos utilizar el símbolo de la UE para productos cultivados ecológicamente.
La mayoría de las cepas en nuestra finca tienen entre 30 y 80 años. Al igual que los humanos, las vides no viven para siempre. Cuanto más envejecen, menos producen, pero la calidad de las uvas sigue mejorando. Así que la cuestión de cuándo reemplazar las viñas viejas es financiera. En algunas zonas de nuestro viñedo, las vides crecen pobremente en algunas áreas y no producen lo suficiente.
Finalmente, hemos arrancado un total de una hectárea de cariñena; es desgarrador eliminar estas viejas cepas que han sido atendidas por familias trabajadoras durante generaciones. Ya comenzamos a prepararnos para el cambio el año pasado y, después de la cosecha, cortamos los sarmientos de las cepas que había que arrancar. Estos se injertaron sobre portainjertos de pie americano, resistentes al temido insecto de la vid, la Filoxera. Al utilizar los sarmientos de nuestras propias vides, preservamos la genética de las cepas y la historia de la viña. Este período intensivo de replantación ha finalizado y estamos cuidando a nuestros nuevos bebés para que produzcan buenos rendimientos en 3 años, como mínimo, según lo estipulan las regulaciones. Como con cualquier cosa que tenga que ver con el vino, todo lo que se puede hacer es esperar …





